Es muy común que quienes vienen a Chile quieran conocer Valparaíso. Muchos dicen que es romántico, bello y lleno de color, pero esa descripción hace que parezca una foto y no la ciudad llena de vida que es. Generalmente quienes visitan Valparaíso se centran en dos cerros específicos: Cerro Alegre y Cerro Concepción; pero el puerto principal de Chile tiene mucho más para ver y acá te mostraremos esos puntos curiosos que están fuera de la ruta turística.
Valparaíso, aunque es una ciudad relativamente pequeña, tiene una tremenda diversidad cultural, ya que en sus casi 500 años de existencia, muchas familias con orígenes, nacionalidades e historias diferentes se han asentado en sus más de 40 cerros. Muchos fueron ingleses y alemanes que llegaron durante el siglo XIX, principalmente oficiales navales, marinos y comerciantes, que con sus diversas nociones del mundo, le dieron a la ciudad una personalidad mucho más cosmopolita que la de Santiago.
En la actualidad, a diferencia de muchos otros lugares turísticos, en donde casi no quedan habitantes antiguos, en Valparaíso aún la gente vive, estudia, trabaja y se mezcla con quienes están de paso. Así que tendrás muchas opciones para dejar tus maletas con stashers porteños.
Barrio Puerto
A mediados del siglo XX, algunos consideraban que este barrio era peligroso, con bares llenos de marineros y mucha prostitución; un lugar que no era frecuentado por los sectores altos de la sociedad. Sin embargo es en el Barrio Puerto donde todo comenzó y el mayor desarrollo comercial dejó su huella, con grandes edificios y bodegones que hoy están medio abandonados.
Puedes pasear por la Plaza Echaurren, visitar la vieja Iglesia de La Matriz y fotografiar el edificio del Mercado Puerto (cerrado desde el terremoto del 2010). Hoy en día el barrio aún tiene un poco de ese aire decadente, pero está renaciendo gracias a clubes nocturnos y bares de moda, además de proyectos inmobiliarios que rescatan los viejos edificios convertidos en lofts.
Museo a cielo abierto
Si has escuchado de Pablo Neruda y quieres visitar La Sebastiana, su casa en Valparaíso, debes subir el cerro Bellavista. Antiguamente podías hacerlo en el Ascensor Espíritu Santo, pero hoy en día está fuera de servicio. La ventaja de no poder usar el ascensor, es que necesariamente te encontrarás con varias sorpresas a medida que subes. En distintos muros y esquinas descubrirás murales pintados por veinte artistas chilenos, quienes decidieron darle arte y color gratuito a la ciudad. Una característica importante de esta galería pública es que no es un recorrido lineal, sino que puedes acceder por cuatro puntos: calle Ferrari, Plaza Victoria, calle Héctor Calvo y a por el costado del Ascensor Espíritu Santo. Entre los artistas que aportaron al proyecto se encuentran los renombrados Matilde Pérez, Nemesio Antúnez, Roser Bru y Roberto Matta.
Si tu paseo a Valparaíso es sólo por el día, Casa Lastra Hostel (calle Lastra #1998) y el Café Pitra (calle Colón #1964), están a un par de cuadras de la subida al Cerro Bellavista por calle Ferrari. Ambos son nuestros keepairs y una buena opción para no subir el cerro con tu equipaje a cuestas.
Avenida Brasil
En medio de las dos pistas de esta avenida corre un parque de 1,5 kilómetros de extensión, decorado por palmeras que le dan un aspecto tropical. Si la recorres de sur a norte los primeros puntos de interés son la Biblioteca Santiago Severín y el Arco Británico, donado a Chile por la comunidad británica para celebrar el primer centenario de vida política independiente. Un dato interesante sobre esta avenida, es que fue parte importante del proyecto de urbanización “el plan”; para hacerlo, se le quitó espacio al mar y se rellenó desde el fondo hasta la orilla, con restos de barcos hundidos.
Al recorrer el parque notarás que el sector es una especie de “barrio universitario” con facultades de varias escuelas, incluida la casa Central de la Universidad Católica de Valparaíso.
Mercado Cardonal
En el costado oriente de la Avenida Brasil, en el barrio El Almendral, está el que ahora es el mercado más importante de la ciudad (el mercado Puerto está en ruinas). Es un buen lugar para encontrar frutas y verduras frescas, además de conocer la cultura popular y probar comida típica en los restaurantes del segundo piso. La estructura fue diseñada en el taller de Gustave Eiffel (el mismo de la torre) y está pintada de llamativos colores amarillo y verde, por lo que no podrás perderla de vista.
Borde Costero
A pocas cuadras del mercado Cardonal está la subida al cerro Barón (con su respectivo ascensor), el viejo edificio de la maestranza ferroviaria y el actual Terminal de Pasajeros, al cual llegan los cruceros durante el verano. Ahí empieza un bonito paseo para peatones y bicicletas, con varias lugares para sentarte y descansar un rato. Puedes disfrutar viendo a los leones marinos tomando el sol, relajarte con el sonido de las olas contra las rocas y apreciar la belleza del edificio principal de la Universidad Técnica Federico Santa María.
Ascensor Polanco
Algo que hace que Valparaíso sea fascinante son sus ascensores, la forma que encontraron los porteños de conectar los cerros con “el plan” (la superficie plana de Valparaíso). Hoy en día existen 16 ascensores repartidos por toda la ciudad, en distintos estados de conservación.
De todos estos, sólo el Polanco es un ascensor real, ya que los demás son funiculares que remontan el cerro. Está un poco alejado del centro, pero vale la pena ir hasta el final de avenida Argentina y conocerlo. Para llegar a la estación inferior debes entrar a un túnel oscuro y húmedo, de unos 150 metros de largo. Desde ahí el ascenso es 100% vertical hasta la estación superior, desde donde tendrás una hermosa vista del lado norte de Valparaíso, incluyendo el Congreso Nacional y el mar.
Caleta Portales
Al final del paseo del borde costero encontrarás muchos restaurantes que ofrecen productos del mar, como pescado frito, empanadas y ceviche. Lo mejor, además del precio, es que adquieren sus productos frescos directamente de los pescadores. Antes de entrar a comer, puedes darte una vuelta por la caleta y conocer los puestos donde se ofrecen productos frescos.
Si sigues avanzando hacia el norte cruzarás el límite con Viña del Mar, pero eso es otra historia. Para volver al centro, recuperar tus maletas y despedirte de tu keepair, lo mejor es usar el Metro, aprovechando la cercanía de la estación Portales.
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