Santiago (no) turístico: El barrio San Diego

Cuando volví a vivir a Santiago no me fue nada de fácil encontrar donde quedarme permanentemente. Si quieres arrendar un lugar, necesitas un montón de papeles que acrediten que trabajas en el país hace al menos un año y un millón de cosas más. Así que incluso siendo chilena, tuve que recurrir al amigo de una amiga que tenía un departamento en arriendo. Es así como terminé viviendo a dos cuadras del barrio San Diego. Nunca antes lo había mirado tan de cerca, pero desde mi balcón se ve todo su movimiento y aunque no se siente como el lugar ideal para vivir, hay mucho de él que no había notado. Un cierto encanto.

Este barrio es uno de los más antiguos de Santiago, está ubicado al sur de la Alameda, por calle San Diego y sus aledañas. Es un barrio netamente comercial, pero que esconde íconos de la ciudad. No puedo decir que es turístico, pero al conocerlo conoces también un poco más del verdadero Santiago, así que si tienes tiempo y ya pasaste por el Palacio de La Moneda, desvíate un poco y conoce el barrio San Diego.

Si nos internamos en él desde el norte, lo primero que vemos son varios puestos de libros usados, revistas antiguas y hasta los más nuevos best sellers, en inglés y español. El olor a libro viejo invade toda la calle y si te metes en alguna de sus galerías puedes encontrar antiguas joyas de la literatura, en tiendas atendidas en algunos casos por sus propios dueños, que llevan juntando polvo varias décadas igual que sus libros.

Al llegar a San Diego con Alonso de Ovalle, un galpón gigante en la esquina se anuncia como el Mall Chino. Si estás de paso por Santiago y quieres comprar barato, deja tus maletas con alguno de nuestros keepers cerca del barrio, porque en el Mall Chino puedes encontrar de todo: ropa, carteras, maquillaje, aparatos electrónicos y cosas que ni sabías que podías necesitar. Y si te quedas sin espacio, hasta una maleta nueva puedes comprar. Lo más sensato es dejar las compras para el final, porque todavía nos quedan algunas cuadras por caminar.

Luego de los libros comienzan los muchos locales que venden bicicletas, repuestos y cascos. Si te gustó tanto Chile, que decides quedarte, este es el lugar donde comprar a tu nueva amiga viajera. Todo aquí es más barato que en cualquier parte de la ciudad y si quieres algo especial, en algunos locales todavía fabrican las bicicletas.

En el barrio también se encuentran dos emblemáticos estadios de la capital: el Teatro Caupolicán y el Teatro Cariola, que si bien estuvieron muchos años bastante dejados de lado, en estos últimos, nuevamente han resurgido gracias a las bandas alternativas que tocan ahí, son los favoritos de los grupos de k- pop y las bandas de metal, aparte de grupos consagrados a los que simplemente les gusta tocar en el lugar, como Faith No More. Así que nunca está de más revisar su programación.

Si ya es hora del almuerzo, es porque ya está abierto uno de los restaurantes más tradicionales del centro: Las Tejas, un gran espacio lleno de mesas chicas que se autodefine como “El palacio del terremoto”. Si llevas un tiempo en Chile y todavía no has probado el terremoto, esta es la oportunidad.

*Nota de actualización: El restaurante Las Tejas original cerró definitivamente en enero de 2022.

Este brebaje profundamente chileno se compone de vino pipeño (sin marca), helado de piña, granadina y cualquier licor amargo como el fernet o el araucano. El terremoto es un trago dulce y engañador, su nombre se debe a que muy probablemente después de un vaso te quedes tambaleando, pero no puedas evitar repetir, como los terremotos en Chile. Las Tejas es uno de los pocos lugares de Santiago que ofrece este trago todo el año, ya que en general, se toma masivamente en nuestras fiestas patrias. En este lugar también puedes comer platos típicos chilenos como: porotos con tallarines, cazuela o arrollado. No es un restaurante elegante, pero puedes pasar un buen rato y sentirte muy chileno. Si vas en la noche de viernes o sábado, casi siempre tocan grupos musicales y se arma una gran fiesta.

Si el terremoto te hizo mucho daño, puedes ir a confesar tus pecados en una de las iglesias más lindas que conozco: la Iglesia de Los Sacramentinos (Santa Isabel con Arturo Prat). Esta pieza de arte fue inaugurada en 1919 luego de estar en construcción por casi 10 años. El arquitecto (Ricardo Larraín), se inspiró en la famosa basílica del Sacré-Cœur, en París. Aparte de lo hermosa que es por sí misma, está ubicada justo frente a una plaza, lo que hace que puedas sacar sin interrupciones hermosas fotos. La iglesia no está abierta a todas horas, así que si tienes la posibilidad de entrar y mejor aún, si tienes alguna chance de presenciar uno de los conciertos gratuitos de música clásica que dan a principios de año, no dudes en ir, su acústica es espectacular.

Detrás de Los Sacramentinos, están Los Juegos Diana, un ícono kitsh de la ciudad. Este “parque de entretenciones” mezcla juegos de video clásicos, con máquinas de baile, un carrusel y hasta una no pequeña rueda de la fortuna, desde donde se puede ver el barrio desde arriba. Cada niño santiaguino nacido en los 80´s tiene una foto en este lugar lleno de colores. Aunque no quieras jugar, la entrada es gratuita, entra y mira, vale la pena transportarse en el tiempo.

Hace algunos años justo al lado de estos juegos nace el Espacio Diana, un centro cultural en donde puedes tomar clases de baile, entre ellas de cueca (nuestro baile nacional) y ver obras de teatro; a su lado está La Diana, un restaurant super hipster, que si bien se sale un poco de los precios del barrio, conserva la decoración lúdica de Los Juegos Diana y no está nada mal para un cóctel de media tarde o una cena.

Restaurante La Diana, Santiago de Chile
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Si te aburriste de tanta gente, puedes caminar por el Parque Almagro, un área verde que empieza en el Palacio Cousiño de calle San Ignacio y termina en calle San Diego. Este pequeño parque en el medio de la ciudad le da un respiro a las repletas calles del barrio. Durante el día puedes ver familias y gente haciendo deporte, pero no te recomiendo ir de noche, porque puede ser peligroso.

Y este es un bonus track personal. Si te gusta como a mi visitar las ferias donde venden frutas y verduras típicas, en cada lugar a donde vas, llega temprano los días miércoles o sábados, que de 8:30 a.m. a 3 p.m. a lo largo de calle Coquimbo y partiendo en calle San Diego, se pone esta feria de cuadras y cuadras en donde venden de todo y puedes hasta comer en unas mesas improvisadas.

Todo esto tiene el barrio San Diego, no apto para turistas convencionales, pero muy recomendable si quieres mezclarte con la gente común. Cerca de aquí, ya puedes guardar tus maletas con Stasher y quién sabe, quizás puede ser en mi casa.